miércoles, 27 de mayo de 2009

INUNDACION


agua es decisiva. Si hay poca, la vida y la tierra se mueren. Si hay demasiada, el efecto sobre ellas es devastador. Y esto es lo que sucede en algunas partes del mundo donde las inundaciones no dan tregua. La peor fue la de 1931, cuando el río Amarillo, en China, mató a cerca de 4.000.000 personas. Mucho más cercanas en el tiempo fueron las riadas de Europa Central en 2002, que costaron la vida a más de 100 personas y causaron daños por valor de 1.280 millones de dólares. En España, son bastante corrientes en Cataluña, Valencia y Baleares. La de Biescas, Huesca, en agosto de 1996, es una de las más recordadas. Hubo 87 muertos y 183 heridos en el camping Las Nieves, donde la cantidad de agua caída en una hora originó una riada de 500 m3.

En Argentina, en 2003, las inundaciones en Santa Fe,(foto arriba) por el desborde del río Salado, causaron, además, daños por unos 2.878 millones de dólares. La cifra fue estimada por la Comisión Económica para América latina y el Caribe (CEPAL), que indicó que los daños fueron equivalentes a los provocados por el terremoto que sacudió El Salvador en 2001.

En declaraciones a MUY, Daniel Duband, hidrólogo y experto en inundaciones, señaló que, no obstante, “no aparecen por ningún lado datos que demuestren una incidencia del cambio climático en un presunto aumento de las inundaciones; es más, creemos que no tendrá influencia hasta dentro de cincuenta años o más, en el supuesto caso de que la tenga, dado que es un fenómeno muy